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Puesta de sol en bir. Sunset in Bir. |
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Dos calles decoradas con banderas de oración tibetanas. Two streets decorated with tibetan prayer flags. |
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Curso de comparativa hinduismo-budismo en el templo. Hinduism-buddhism comparative course in the temple. |
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Tienda de noodles (fideos). Noodle shop. |
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Monjes tocando. Monks playing. |
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Danza en el monasterio. Dance in the monastery. |
Estado: Himachal Pradesh
Ya estamos en otra colonia tibetana. Durante el trayecto en el bus, Sanna (Finlandia) y yo conocimos a Laura, de los Estados Unidos. Laura se dirige a Bir para asistir a un curso de dos días de comparativa entre Budismo e Hinduismo. Genial, me apunto. Sanna asisti´´o a la primera clase pero resultó no ser de su interés.
Bir es un pueblo muy pequeño donde los tibetanos ocupan una gran parte. Las casas son bonitas y no hay indicios de pobreza.
Primera sorpresa: el responsable del hostal y cocinero es monje budista. Trabaja y cocina carne. Una amiga tibetana más tarde me diría que estos monjes son encargados de hostales que puedan alojar a estudiantes budistas y generar ingresos para la orden. Estos puestos no son especialmente honrosos y a veces se los dan a monjes expulsados del Gumba o monasterio (por fumar, beber, ir con mujeres…).
Asistí con Laura y otra gente curiosa al curso. Un señor indio de unos 80 años que se movía con dificultad pero me perdía en sus conversaciones cuando hablaba acerca de la realidad sensorial. También estaba Rachel, israelita de unos 55 años de edad, que nos daría voluntariamente clases de yoga al finalizar el curso. Al parecer yo era yogi en mi vida pasada. Pese a que mis músculos sean cortos (supongo) y no pueda doblarme como la gente normal. Pero ella se empeñaba.
El día en que me iba a marchar, dando por finalizado esta ruta tibetana y la compañía de Sanna - buena chica pero con quien discrepaba ampliamente sobre lo que es gracioso y lo que no, y lo que merece ser tema de conversación y lo que no- y con la mochila a mi espalda hablamos con dos australianos mientras desayunaba (momo) en un local. Nos habíamos dado cuenta de que Bir era punto de peregrinación de aficcionados al parapente. Mucha gente, principalmente rusos, vienen a Bir con sus enormes mochilas voladoras. Los australianos nos explicaron que Bir era uno de los mejores sitios del mundo para hacer parapente. 2500 Rupias (40€). Volví al hostal a dejar la mochila y Sanna y yo nos apuntamos a un tandem (salto con un guía). Nos recomendaron saltar con un europeo pero no lo encontramos. Al parecer se había marchado enfadado porque durante los juegos de la Commonweath en Delhi prohibieron los saltos por si algún terrorista se le ocurría saltar desde Bir y aterrizar (o explotar) en Delhi.
Tras media hora de subir en coche por la montaña, se despliega una pequeña meseta con alrededor de 50 personas y gente saltando todo el rato. Entre la cima y el cielo, decenas de parapentes girando en un torbellino de colores fluor. Te colocan de repente en la rampa. Te preguntas qué haces aquí. Empiezas a temblar. El profesor se engancha a ti. Aunque estés en la rampa, el grito de “ahora, corre!” te parece ajeno. Ya sabes las instrucciones: corre, corre, corre y no te pares. El parapente tira hacia atrás, tu corres y corres. De repente, el suelo desaparece y te quedas pedaleando en el aire. “Mire padre, estoy volando” decía Santiago Segura en una película. Gracias a mi insistencia acerca de cuerdas mal atadas, me apretaron demasiado los cinturones de manera que durante el vuelo mi culo se iba deslizando hacia debajo de la silla. Ningún problema puesto que estoy atado por más sitios, pero sin duda una sensación interesante el deslizarse poco a poco hacia el vacío.
La idea del parapente es ir cogiendo las corrientes de aire caliente que suben por las laderas de los montes. Se sube con una corriente y se va perdiendo altura hasta coger otra corriente. El viaje dura alrededor de 45 minutos aunque hice que mi guía estuviera un rato más dando vueltas. La sensación es un poco de irrealidad, por lo que se sufre menos vértigo que pasando por un puente de cuerda y madera. Rachel también se había apuntado para el mismo día que nosotros, pero vomitó durante el vuelo y bajó antes.
Allí me despedí de Sanna y Laura y me dirigí hacia Kassol.
Nota acerca de los videos: visto que la edición de videos crean un cuello de botella para los posts y a este ritmo nunca acabaré, dejo de hacer videos. Quizás alguno pero sin orden cronológico ni asociados a posts.
State: Himachal Pradesh
Here we are in another tibetan colony. During the bus journey, Sanna (Finland) and me met Laura from the States. Laura heads to Bir for a 2 days course of Hinduism and Budism comparison. Awesome, I'm up. Sanna came to the first class but it wasn´t her cup of tea.
Bir is a tiny village and tibetans dwell in a big part of it.
First surprise: the hostel cook and manager is a budist monk. He works and he cooks meat. A tibetan friend would tell me later on that these monks manage hostels that host budist students and create some income for the order. These positions are hardly honorable and sometimes are given to some expulsed monk from the Gumba or monastery (because of drink, smoke, girls...).
I assisted to the course with Laura and other curious people. An elder who walked with difficulty but whose conversations about sensorial reality were too fast and abstract for me. There was Rachel too, an israelite of around 55 yo, who would teach us yoga volunteerly after the course. Aparently I was yogi in my past life. Even if my muscles are short (i guess) and i cannot bend like normal people. But she stuck with it.
The day I was leaving, giving an end to this tibetan route and the company of sanna - good girl but with who i disagreed widely about what was funny and what was not, what deserved to be a conversation topic and what not- we talked to two australians while i was having momo for breakfast. We already had noticed that Bir was a pilgrimage point for paragliding fans. A lot of people, mostly russians, come to Bir with their huge flying backpacks. The aussies told us Bir was one of the best spots in the world for paragliding. 2500 Rupees (40€). I went back to the hostel to leave my rucksack and Sanna and me apointed to a tandem (jump with a guide).
We were recommended an european guy for the jump but we couldn´t find him. Aparently he get angry and left because during the Comonwealth Games in Delhi jumps were forbidden should a terrorist jump frmo Bir and land (or explode) in Delhi.
After half an hour of driving up the mountain, a unfolds a plateau with around 50 persons and people jumping one after another. Between the summit and the sky, dozens of paragliders are spinning in a shocking coloured twister. Then they put you in the ramp. You wonder what are you doing here. You start to shake. The guide attaches to you. Even being in the ramp, the shouting "now, run!" seems alien. You know the directions: run, run, run and don't stop. The paraglider pulls you back, but you stil run run. Suddenly, the ground disapears and there you are pedalling in the air. Thanks to my insistence about not properly tied ropes, they stretched them in a way that during the flight my ass was slipping down the chair. Not that it is a problem since I´m tied by ropes, but it´s an interesting feeling to slip gradually to the void.
The goal of paragliding is to take the currents of warm air that go up the side of the mountains. One takes a current for going up and then loses altitude until one takes another current. The trip lasts for 45 minutes though I managed to get extra time with my guide. The feeling is a bit irreal, and so the vertigo is less than crossing a rope and wood bridge. Rachel jumped the same day too, but she threw up during the flight and she went doen earlier.
There I farewelled Sanna and Laura and I headed to Kassol.
Note about videos: since they create bottlenecks to the publication of posts, I won´t mount videos anymore. Maybe some video may be published but wihtout any chronological order and not associated to any post.